Luis Miguel Repullo Correderas - 04/10/2011 - PúblicoSubida al Veleta 1 de Octubre de 2011
Casi sin tiempo después de acabar la noche anterior la 23º Carrera Nocturna del Guadalquivir, me levanto por la mañana temprano para iniciar el viaje a Sierra Nevada, con el objetivo de subir al veleta en la bici junto a 2 amigos del pueblo.
Me levanto sobre las 08:30 en Sevilla con bastante sueño y empiezo a preparar todo el equipo para subir el Veleta y quedarme a dormir en el refugio montañero.
Sobre las 10:00 salgo para Fuente Carreteros (Córdoba), donde me esperan Toni y Cipri para salir hacia Sierra Nevada los 3 juntos cargados con las 3 burras en el coche de Toni.
Cuando quedaban unos 35 kilómetros para llegar a Granada, paramos para comernos el primer bocadillo, así al llegar al inicio de la ascensión al Veleta ya tendríamos echa la digestión.
Llegamos a los aparcamientos de la subida de los últimos 10,5 km de subida al Veleta, una carretera forestal con prohibición a vehículos a motor.
A las 17:15 aproximadamente empezamos la subida cargados hasta las trancas, Toni lleva las alforjas en la bici (que buen invento), Cipri con la mochila en la espalda y la colchoneta amarrada al manillar y yo con la mochila en la espalda con la esterilla para dormir amarrada a ella.
Entre las cosas que llevamos cada uno en la mochila tenemos el saco de dormir, colchoneta o esterilla para que no duela tanto la espalda, la comida, el agua, ropa para el impresionante frio que hace arriba, etc…
La subida fue bastante dura, pero compensaba conforme ibas subiendo por las imágenes tan impresionantes que se podían ver, además la gente que se va cruzando contigo te saluda, te da ánimos y te regalan una sonrisa, uno no está acostumbrado a tanta humanidad y esto es como un premio al esfuerzo que se regalan los senderistas, montañistas, ciclistas, etc…
A más altitud más frio, pero un frio de cojones, me puse la parte de arriba del chándal al empezar e hice bien porque ni con el calor de la subida se va ese frio.
Tarde 1 hora y 30 minutos en subir los 10 kilómetros y medio, pensé que tardaría menos, pero estaba agotado... me paré 3 veces durante la subida y esto también me sorprendió, ya que pensé que sería capaz de subirlo del tirón, pero la próxima vez será…
Al llegar arriba y esperando a que los 2 compis llegaran al refugio, me senté a descansar, previamente poniéndome la ropa interior térmica, ya que vaya tela el frio que hace arriba.
Otro ciclista que llego a la misma vez que yo me empezó hablar de la subida y de la ruta que estaba haciendo él (mucha más larga que la nuestra, llevaba 60 km y tenía que llegar al Mulhacen antes de anochecer, otros 10 km más). Llegas arriba y todo el mundo es como que se conoce desde hace mucho tiempo, otra de las cosas que me gustaron.
Al rato de estar hablando con el compañero ciclista empezaron a llegar gente al sitio donde me encontraba, todos llenos de experiencias y con ganas de contar lo que estaban haciendo.
Me gustó mucho una de las rutas de un grupo de unas 6 personas que venía andando, me contaron que al salir de trabajar el viernes se fueron para las montañas de sierra nevada y empezaron a andar con la idea de terminar el domingo por la tarde con la vuelta a casa, donde les pille la noche pues se paran a dormir, normalmente en refugios.
Indudablemente, dadas mis ganas de vivir nuevas aventuras pensé “eso lo tengo que hacer yo”, no sé si encontraré a un colgado como yo para vivir esa nueva experiencia, pero espero vivirla, y con lo cabezón que soy seguro que lo acabo haciendo.
A las 19:45 aproxi. llegaron Cipri y Toni, con la misma cara de reventados que tenía yo, Toni venía con la rueda trasera pinchada.
Durante las 2 horas siguientes hasta dormirnos (o más bien intentar dormir), pasaron bastantes personas por allí, todas cargadas de energía y aventura.
Al anochecer se veían las estrellas perfectamente al igual que la luna, la contaminación lumínica es inexistente.
Después de comer nos fuimos a la cama (tarima de madera más dura que un cuerno y fría como un tempano de hielo). Que decir de la noche, pufffff, me pase toda la santa noche mirando el reloj esperando a que llegase una hora razonable como para levantarse, vi pasar todas las horas desde las 22:00 hasta las 08:00, y cualquiera se levantaba con el frio que hacía. Menos mal que después compensa con las experiencias que vives allí.
Una vez desayunamos, Toni y yo subimos andando hasta la punta del Veleta (3500 metros de altitud), del refugio hasta allí tardamos 30 minutos. En las fotos podéis ver las imágenes que se ven desde allí arriba, la verdad es que es impresionante.
El problema de subir tan alto a parte del frio es la respiración, parece que te falta continuamente el aire, supongo que eso en 2 días allí se te pasa y te acostumbras, pero yo estuve como si me faltase el oxígeno cada vez que bregaba más de la cuenta.
A las 12:00 aproximadamente nos marchamos de allí, ahora venía otra parte guapísima, bajar los 10,5 kilómetros con la bici… jejejejejeje. Cada vez que miraba el cuentakilómetros marcaba entre 45 y 55 km/h, yo creo que incluso superé en algún momento los 60 km/h con la bici de montaña.
Una vez en el coche, cargamos las cosas e iniciamos el viaje de regreso a casa, nos paramos a comer a mitad de camino un menú de 11€, pero al menos estaba bueno.
